Objetivo educativo: Comprender, analizar y producir textos mitológicos, apropiados con la especificidad literaria para conocer, valorar, disfrutar y criticar desde la expresión artística.
Las manchas de la luna
Mito de la cultura
Caribe (República Dominicana)
En aquel grupo indígena, la vida transcurría tranquila. Cada quien hacía su parte para el bienestar colectivo y nadie tenía motivos para quejarse. En el día, mientras las mujeres preparaban el cazabí, unos hombres cazaban y otros pescaban.
Ceramí y su hermano compartían el bohío. La muchacha era vivaz y todos la admiraban; el hermano era tímido y miedoso y, por su carácter retraído, no tenía otros amigos en el caserío, salvo aquellos con quienes se juntaba para ir de pesca.
En los atardeceres, un colibrí se presentaba siempre, invariablemente, a la misma hora y les servía de único entretenimiento, justo antes de que cayera la noche y que hablaran muchas cosas y rieran mil veces con las mil gracias del colibrí. En la noche, la gente se recogía temprano en los bohíos.
Una vez, mientras todos dormían y el silencio era general, un hombre enamorado de Ceramí la visitó en su hamaca. Ella gritó y el intruso salió precipitado. El hermano corrió hacia la puerta, pero ya era tarde; el desconocido había escapado en la oscuridad.
En la mañana, Ceramí observó a los hombres; mas su corazón no le dijo si alguno era el culpable. El cacique se sintió indignado y ordenó investigar. El sacerdote dijo que podía tratarse de un dios aventurero. A la noche siguiente, la muchacha se hizo el propósito de no dormir, aunque el bohío estaba bien cerrado y su hermano vigilaba; pero, ¿no estaba cerrado el bohío la noche anterior? De la vigilancia del hermano no se fiaba demasiado, pues sabía lo dormilón que era. Así, despierta, permaneció unas horas, pero sin darse cuenta, cerró los ojos y se quedó dormida.
Algún rato después, el visitante llegó silencioso, Ceramí despertó y quiso gritar, pero se contuvo.
Tenía una idea: buscaría la manera de descubrir al atrevido.
Cuando amaneció, volvió a observar a los hombres de la aldea, pero su corazón tampoco hoy le indicaba quién era el culpable.
Al atardecer, como siempre, llegó zumbando el colibrí.
—¿Cómo halló hoy la mar el diestro pescador?
—Azul, azul -contestó el hermano de Ceramí.
—Y, ¿qué pasa con la más bella de esta tierra, que hoy luce tan diferente? -preguntó a Ceramí.
Era ya noche cerrada y tiempo de descansar. A Ceramí no le importaba ya si se dormía o se quedaba despierta. El plan marcharía de cualquier modo. En el otro compartimiento del bohío, el hermano estaba en el fondo del sueño, a juzgar por los ronquidos que se escuchaban.
Ceramí sonrió tranquila y se encogió de hombros: no iba a necesitar al dormilón. De pronto, Ceramí sintió pasos que se acercaban. Era el extraño que llegaba. Tomó la cazuela que contenía la mezcla y cuando el hombre se acercó, le ensució la cara. El extraño, asustado, escapó.
Había amanecido. Ceramí se levantó llena de curiosidad. Lo primero que hizo fue ir al lecho de su hermano a contarle lo sucedido, y así, juntos, buscar al culpable. Pero el hermano ya se había ido al mar con los pescadores.
Entonces, decidió, ella sola, buscar al hombre con la cara manchada. Buscó entre los cazadores que habían regresado al poblado. Ninguno tenía la cara manchada de hollín y jagua. Faltaba por revisar a los pescadores. Cuando llegaron, la muchacha corrió hacia ellos. Uno a uno los fue viendo. Ellos la miraban sorprendidos. Los pescadores terminaron de pasar ante sus ojos y nada. Con desaliento, Ceramí se dispuso a volver a su choza, y, entonces, notó que aún faltaba un pescador. Venía solo, con su sarta de peces frescos. Y, al tenerlo enfrente, lo reconoció. —¡Tú! ...¡mi hermano!
Ceramí sintió que el mundo se oscurecía y le caía encima. Los demás del caserío la recogieron desmayada, mientras el hermano echaba a correr. Al reanimarla con aroma de flores, Ceramí contó lo que había sucedido. El hermano siguió corriendo y corriendo hasta llegar al borde del peñasco y, sin detenerse siquiera un
instante, se lanzó al vacío.
Cuando estaba a punto de estrellarse, quedó suspendido en el aire y una fuerza extraña lo hizo subir y subir con lentitud. El colibrí, que sin saber lo que pasaba, había seguido al muchacho hasta el peñasco, lo vio elevarse y vio, también, cómo la luz del sol moribunda lo tornaba de un color plateado que le hacía resplandecer, mientras seguía elevándose y elevándose.
Cuando lo perdió de vista, y sabiendo que por más alto que volara no podría alcanzarle, el colibrí corrió a la aldea de los indios a contar lo que vieron sus ojos. Más tarde, cuando la noche entró de lleno, hombres, mujeres y niños vieron la luna que alumbraba por primera vez. Supieron, entonces, que era el hermano de Ceramí que paseaba su cara manchada de hollín y jagua. Y así, la luna, por la falta cometida, quedó condenada a dar vueltas y vueltas alrededor de la Tierra, enseñando cada cierto tiempo su cara manchada.
Poslectura: Estrategias de comprensión
1 Una de las características porque nos puede gustar mucho un cuento o una historia, a más de las acciones, es la manera cómo nos la cuentan. En este mito, es interesante la forma cómo nos cuentan porque el narrador pone algunas palabras que motivan, o le dan interés al cuento y utilizan recursos como comentarios. ¿Encuentra, en una oración, algo que sea propio del cuento que se pueda decir en otras palabras más sencillas, haz la comparación?
ejemplo:
2 En el cuento no nos explican qué es un bohío, pero al seguir leyendo se puede comprender de qué se está hablando, ¿qué es?
3 Al leer el cuento, si prestamos atención y, a medida que avanzamos en la lectura, sentimos una emoción que va creciendo por saber quién es el intruso que entra al dormitorio de Ceramí y lo que va a hacer para descubrirlo, pero, por otra parte, la misma narración intenta despistar la idea de que sea el hermano quien era el que la visitaba. El objetivo de un cuento es dar emoción e interés al que lo lee o escucha, pero hay otro objetivo también y está relacionado con el final del cuento. ¿Cuál es ese otro objetivo?
4 Con tus propias palabras, cuenta cómo es el personaje de Ceramí y el hermano.
5 ¿En qué se parecen la luna y el carácter del hermano de Ceramí?
6 Describe cómo te imaginas la vegetación y la fauna del lugar donde vive Ceramí?
7 En el cuento, el personaje del colibrí tiene un significado muy simbólico que está relacionado con la comunicación. ¿Qué nombre tiene?
En los atardeceres, un colibrí se presentaba siempre, invariablemente, a la misma hora y les servía de único entretenimiento, justo antes de que cayera la noche y que hablaran muchas cosas y rieran mil veces con las mil gracias del colibrí. En la noche, la gente se recogía temprano en los bohíos.
Una vez, mientras todos dormían y el silencio era general, un hombre enamorado de Ceramí la visitó en su hamaca. Ella gritó y el intruso salió precipitado. El hermano corrió hacia la puerta, pero ya era tarde; el desconocido había escapado en la oscuridad.
En la mañana, Ceramí observó a los hombres; mas su corazón no le dijo si alguno era el culpable. El cacique se sintió indignado y ordenó investigar. El sacerdote dijo que podía tratarse de un dios aventurero. A la noche siguiente, la muchacha se hizo el propósito de no dormir, aunque el bohío estaba bien cerrado y su hermano vigilaba; pero, ¿no estaba cerrado el bohío la noche anterior? De la vigilancia del hermano no se fiaba demasiado, pues sabía lo dormilón que era. Así, despierta, permaneció unas horas, pero sin darse cuenta, cerró los ojos y se quedó dormida.
Algún rato después, el visitante llegó silencioso, Ceramí despertó y quiso gritar, pero se contuvo.
Tenía una idea: buscaría la manera de descubrir al atrevido.
Cuando amaneció, volvió a observar a los hombres de la aldea, pero su corazón tampoco hoy le indicaba quién era el culpable.
Al atardecer, como siempre, llegó zumbando el colibrí.
—¿Cómo halló hoy la mar el diestro pescador?
—Azul, azul -contestó el hermano de Ceramí.
—Y, ¿qué pasa con la más bella de esta tierra, que hoy luce tan diferente? -preguntó a Ceramí.
—Nada ... nada -contesto Ceramí y agregó mansa:
—Pienso en las estrellas, tan solitas y distantes.
—Entonces —dijo el colibrí— ¡a volar al cielo, para traerle una! -y se fue volando feliz, como todas las tardes.
En verdad, el pensamiento de Ceramí era otro. Había ideado ya cómo descubrir al visitante nocturno. Ceramí habló poco ese día. Cuando el sol se retiró, la muchacha preparó en su cazuela de barro cocido una mezcla de hollín y jugo de jagua, y ocultó la vasija cerca de su hamaca.
Era ya noche cerrada y tiempo de descansar. A Ceramí no le importaba ya si se dormía o se quedaba despierta. El plan marcharía de cualquier modo. En el otro compartimiento del bohío, el hermano estaba en el fondo del sueño, a juzgar por los ronquidos que se escuchaban.
Ceramí sonrió tranquila y se encogió de hombros: no iba a necesitar al dormilón. De pronto, Ceramí sintió pasos que se acercaban. Era el extraño que llegaba. Tomó la cazuela que contenía la mezcla y cuando el hombre se acercó, le ensució la cara. El extraño, asustado, escapó.
Había amanecido. Ceramí se levantó llena de curiosidad. Lo primero que hizo fue ir al lecho de su hermano a contarle lo sucedido, y así, juntos, buscar al culpable. Pero el hermano ya se había ido al mar con los pescadores.
Entonces, decidió, ella sola, buscar al hombre con la cara manchada. Buscó entre los cazadores que habían regresado al poblado. Ninguno tenía la cara manchada de hollín y jagua. Faltaba por revisar a los pescadores. Cuando llegaron, la muchacha corrió hacia ellos. Uno a uno los fue viendo. Ellos la miraban sorprendidos. Los pescadores terminaron de pasar ante sus ojos y nada. Con desaliento, Ceramí se dispuso a volver a su choza, y, entonces, notó que aún faltaba un pescador. Venía solo, con su sarta de peces frescos. Y, al tenerlo enfrente, lo reconoció. —¡Tú! ...¡mi hermano!
Ceramí sintió que el mundo se oscurecía y le caía encima. Los demás del caserío la recogieron desmayada, mientras el hermano echaba a correr. Al reanimarla con aroma de flores, Ceramí contó lo que había sucedido. El hermano siguió corriendo y corriendo hasta llegar al borde del peñasco y, sin detenerse siquiera un
instante, se lanzó al vacío.
Cuando estaba a punto de estrellarse, quedó suspendido en el aire y una fuerza extraña lo hizo subir y subir con lentitud. El colibrí, que sin saber lo que pasaba, había seguido al muchacho hasta el peñasco, lo vio elevarse y vio, también, cómo la luz del sol moribunda lo tornaba de un color plateado que le hacía resplandecer, mientras seguía elevándose y elevándose.
Cuando lo perdió de vista, y sabiendo que por más alto que volara no podría alcanzarle, el colibrí corrió a la aldea de los indios a contar lo que vieron sus ojos. Más tarde, cuando la noche entró de lleno, hombres, mujeres y niños vieron la luna que alumbraba por primera vez. Supieron, entonces, que era el hermano de Ceramí que paseaba su cara manchada de hollín y jagua. Y así, la luna, por la falta cometida, quedó condenada a dar vueltas y vueltas alrededor de la Tierra, enseñando cada cierto tiempo su cara manchada.
Poslectura: Estrategias de comprensión
1 Una de las características porque nos puede gustar mucho un cuento o una historia, a más de las acciones, es la manera cómo nos la cuentan. En este mito, es interesante la forma cómo nos cuentan porque el narrador pone algunas palabras que motivan, o le dan interés al cuento y utilizan recursos como comentarios. ¿Encuentra, en una oración, algo que sea propio del cuento que se pueda decir en otras palabras más sencillas, haz la comparación?
ejemplo:
2 En el cuento no nos explican qué es un bohío, pero al seguir leyendo se puede comprender de qué se está hablando, ¿qué es?
3 Al leer el cuento, si prestamos atención y, a medida que avanzamos en la lectura, sentimos una emoción que va creciendo por saber quién es el intruso que entra al dormitorio de Ceramí y lo que va a hacer para descubrirlo, pero, por otra parte, la misma narración intenta despistar la idea de que sea el hermano quien era el que la visitaba. El objetivo de un cuento es dar emoción e interés al que lo lee o escucha, pero hay otro objetivo también y está relacionado con el final del cuento. ¿Cuál es ese otro objetivo?
4 Con tus propias palabras, cuenta cómo es el personaje de Ceramí y el hermano.
5 ¿En qué se parecen la luna y el carácter del hermano de Ceramí?
6 Describe cómo te imaginas la vegetación y la fauna del lugar donde vive Ceramí?
7 En el cuento, el personaje del colibrí tiene un significado muy simbólico que está relacionado con la comunicación. ¿Qué nombre tiene?
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