• INSTITUCIÓN

  • ACTIVIDADES AÚLICAS

  • HISTORIA DEL INTERNET

  • ¡¡¡ JUGEMOS A APRENDER ¡¡¡

viernes, 21 de octubre de 2016

Objetivo educativo: Comprender, analizar y producir crónicas periodísticas y entrevistas adecuadas con las propiedades textuales, los procesos, elementos de la lengua y objetivos comunicativos específicos para adquirir una actitud crítica e interpretar su propósito.



CRÓNICA DE ANTAÑO

Un tipo de crónica muy interesante es aquella que relata cómo transcurría la vida cotidiana en otros tiempos.




La expresión latina ante annum llegó al castellano como antaño. El concepto alude a un periodo temporal pretérito: es decir, que se ubica en el pasado. Por ejemplo: “Los niños ya no estudian como antaño: ahora usan la tecnología para buscar información y leer”“En este pequeño pueblo todavía se conservan varios rituales de antaño”“Los estadios de antaño eran más pequeños y contaban con estructuras de madera”.



Cuando se utiliza la frase como antaño, lo habitual es que se establezca una comparación entre el pasado y el presente. Si un hombre menciona que le gustaría pasar todo el verano en la playa “como antaño”, está dando a entender que, en la actualidad, ya no disfruta la totalidad de la temporada veraniega en un entorno playero. De igual forma, quien dice que desearía almorzar los domingos en familia como antaño, revela que ese rito familiar compartido no se lleva más a cabo.




Breve Lectura

Para salir de Loja de antaño
Antes, para llegar a Quito se lo hacía en un mes. Eran veintiséis jornadas a caballo y otras dos en diligencia desde Ambato a la capital.




A Guayaquil se demoraba seis días pero con un riesgo mayor porque se tenía que cruzar la zona conocida como las escaleras de Santa Rosa. El jinete y el caballo tenían que descender 300 metros por la ladera de un precipicio. Si tropezaba la bestia, jinete y bestia morían. A esta quebrada se la bautizó de las “lágrimas” porque era el lugar donde se despedía a los parientes que decidían salir de tierras lojanas. Muchas veces

la despedida era para siempre...
Luego, pasó el tiempo, las condiciones cambiaron y se demoraba solamente seis días, cinco... Todo dependía de los trasbordos entre carro, mulas y el ferrocarril y al final tomando un barco. En el tren, la lentitud de 5 a 8 kilómetros por hora era desesperante. Para abordar el barco en Puerto Bolívar, que lo llevaría a Guayaquil, había un amontonamiento de 400 personas. El barco sólo tenía dos camarotes. Las primeras dos personas lo cogían, las diez siguientes se instalaban en una hamaca para pasar la noche. El resto se sentaba sobre la maletita, junto a las cabezas de ganado. Cerca de la medianoche le daban un perol porque el oleaje de Jambelí era fuerte, se metía agua al barco y había que botarla durante horas. Así se llegaba a Guayaquil...



En este bloque desarrollaremos: 

0 comentarios:

Publicar un comentario